miércoles, 29 de noviembre de 2017

Consagración de el pan y el vino. Óleo sobre tela. Ana Luisa Muñoz Flores. alumuflores




    Consagración de el pan y el vino. Óleo sobre tela. Ana Luisa Muñoz Flores. alumuflores


 El simbolismo del pan y del vino en la Eucaristía 

 El simbolismo del pan y del vino en la Eucaristía Publicado 2009/05/18 Redacción Jesús fue perfecto en todo lo que hizo, desde sus divinas enseñanzas o sus estupendos milagros hasta el mínimo gesto o actitud. Para el más sublime de los milagros, ¿por qué habrá utilizado el pan y el vino? El simbolismo del pan y del vino en la Eucaristía Quién al pasear por el campo y ver un trigal magnífico, dora do y listo para la sie ga, o sino deparán dose con una parra cargada de uvas de atractivas tonalidades, a punto de ser llevadas al lagar, podría pensar que to da esa poesía va a dar lugar al más be llo milagro ocurrido sobre la faz de la tierra? 

En efecto, el trigo, después de ser segado y cernido, es transformado en harina, mezclado con agua y prepara do en el horno, transformándose en el alimento más común para el sus tento del hombre: el pan. La uva es exprimida para liberar su jugo, que será guardado con cari ño por el viñador en grandes barri les, donde fermentará y saldrá des pués como el líquido precioso que es “regocijo del corazón y contento del al ma” (Eclo 31, 36) * el vino * El pan y el vino –ofrecidos un día por Melquisedec al Señor en sacrifi cio– son alimentos tan bienamados por Dios, que los eligió para obrar el milagro de la Transubstanciación. 

Y bajo las apariencias del pan y del vi no, nuestro Redentor quiso quedarse con nosotros “todos los días hasta la consumación del mundo” (Mt 28, 20). Alimento del alma Esta verdad fue negada por algu nas sectas gnósticas de los primeros siglos del cristianismo. Una de ellas (los artotiritas) utilizaba pan y queso para la Consagración. Otra (los cata rigios) usaba pan de harina mezclada ¡con sangre de un niño de un año, ex traída mediante finas punciones! Varias otras “consagraban” agua en vez de vino, so pretexto de sobriedad…

 Lo mismo hacía la secta de los maniqueos, para quienes el vino era un “licor diabólico”. La iglesia católica  siempre usa pan y vino para el sacramento de la Eucaristía. ¿Por qué? Porque Jesús así lo hizo y así lo mandó hacer. En la Última Cena tomó el pan, lo bendijo, lo partió y lo dio a sus discí pulos diciendo: “Tomad y comed, és te es mi cuerpo” .

 Después tomó el cá liz con vino, y dando gracias se los pa só, diciendo: “Bebed todos de él, por que ésta es mi sangre” (Mt 26, 26-28). Así también lo enseña san Pablo, que afirma haber aprendido directamente del Salvador la misma doctrina: “Por que yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: ‘Esto es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo mío'. Asi mismo, después de cenar, tomó el cáliz diciendo: ‘Este es el cáliz de la Nueva Alianza en mi sangre; cuantas veces lo bebáis, hacedlo en memoria mía'” (1 Cor 11, 23-25). 

Paseo a través del mundo de los símbolos Pero, ¿por qué Dios habrá esco gido el pan y el vino para este sacra mento? El amor a la Sagrada Euca ristía induce esta pregunta en mu chas almas. Invito al lector a seguir los comen tarios de los teólogos en un atracti vo y educativo paseo por los campos de la Simbología, en busca de la res puesta. La Eucaristía –explican– es un ali mento espiritual, de la misma forma como el Bautismo es un baño del al mar. Y así como el agua, que sirve pa ra la limpieza corporal, se convirtió en materia del Bautismo, gracias al cual los hombres son lavados espiri- tualmente, así también el pan y el vi no, que restauran las fuerzas corporales, se convirtieron en materia de la Eucaristía, gracias a la cual los hombres son alimentados espiritualmente te. 

El pan y el vino son los frutos más nobles del reino vegetal, con los cuales se nutre y conserva la vi da del cuerpo, al punto que san Ire neo los llama “primicias de los dones de Dios” . Por ello convenía que fueran elegidos para la Eucaristía, que Jesucristo instituyó para conservar y aumentar la vida espiritual del hombre. 

El teólogo Juan Cornubiense, cita do por santo Tomás en la Suma Teo lógica, también incluye en el vino a las gotas de agua que el celebrante coloca en el cáliz antes de la Consagración, y afirma del modo más hermoso dicho simbolismo: “Entre to das las cosas necesarias para el sustento de la vida humana, el pan, el vino y el agua son las más limpias, más útiles y más necesarias. Por eso fueron preferidas a todas las demás y transforma das en lo más puro, más útil y necesario que existe para adquirir la vida eter na, esto es, en el Cuerpo y la Sangre de Cristo” .
    

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